lunes, 20 de febrero de 2017

¿Qué es la Alta Sensibilidad?


Podemos definir la alta sensibilidad como una elevada sensibilidad o reactividad a los estímulos del sistema neurosensorial. Es decir, una mayor receptividad a la estimulación del sistema nervioso central. Se trata de un rasgo de personalidad normal y neutro, no de una patología o trastorno, que presenta entre un 15 y un 20% de la población, tanto hombres como mujeres, porcentaje que se mantiene en los animales superiores e inferiores. El rasgo de la alta sensibilidad fue descubierto en los años 90 del siglo pasado a raíz de las investigaciones de la Dra. Elaine Aron, psicóloga y psicoterapeuta estadounidense, investigadora, profesora de Universidad y autora de numerosos libros sobre el tema.
A pesar de ser un rasgo neutro, está en contradicción con el ideal cultural y contrasta con el rango medio de sensibilidad de la población, ya que se calcula que existe un 20% de personas moderadamente sensibles y otro 42% de personas que no se consideran sensibles en absoluto. Esto da lugar a un rechazo social de la sensibilidad como rasgo que con frecuencia tiene un impacto negativo importante en la autoimagen y autoestima de los PAS, que se sienten como “bichos raros” y tienden a intentar encajar imitando los comportamientos mayoritarios y socialmente aceptados. Todo ello puede dar lugar a un incremento en la exposición a la estimulación externa, lo que se traduce en sobresaturación, agotamiento y estrés, y pone a los PAS en una situación de riesgo para su salud que puede desembocar en episodios de ansiedad o depresión.
Sin embargo, lo cierto es que el rasgo presenta múltiples ventajas evolutivas que confieren a sus portadores indudables dones y capacidades que conviene aprender a valorar en su justa medida, como una mayor empatía, creatividad, intuición, imaginación, capacidad de reflexión e introspección, un contacto estrecho con el subconsciente propio y ajeno y una gran capacidad de entrega a personas, proyectos y causas, lo que convierte a los PAS en personas valiosas capaces de aportar importantes contribuciones a la sociedad. 
Las cuatro características principales o pilares de la alta sensibilidad, a tenor de las investigaciones de Elaine Aron, son las siguientes, debiendo darse todas ellas conjuntamente para poder considerar a una persona como altamente sensible:
·         Procesar la información de manera profunda (dar vueltas a los temas, rumiar).
·         Tendencia a la sobreestimulación por recibir un exceso de información.
·         Intensa emocionalidad, lo que suele conllevar una gran capacidad empática.
·        Elevada sensibilidad sensorial (sentidos más desarrollados) y capacidad para captar detalles y sutilezas.



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