lunes, 20 de febrero de 2017

Autocuidado. Salud general y manejo del estrés


     
Recordemos nuestra definición de la alta sensibilidad como una elevada sensibilidad o reactividad a los estímulos del sistema neurosensorial, es decir, una mayor receptividad a la estimulación del sistema nervioso central. Como consecuencia de ello, las personas altamente sensibles (PAS) son más vulnerables a la estimulación:
·     Desde el punto de vista físico, su cuerpo reacciona de forma más intensa a los estímulos. 
·     Desde el punto de vista cognitivo, se saturan antes de información.
·     Desde el punto de vista emocional, las actitudes de los demás les afectan más y la afectividad es mayor, teniendo reacciones emocionales más intensas.
Es por ello que los PAS requieren de cuidados especiales. Cuando conocen sus especiales necesidades y se cuidan de forma adecuada, pueden llegar a tener una mejor salud física que la población general, mientras que de lo contrario su salud se resiente antes, ya que su organismo es especialmente delicado y el impacto sobre él de los malos hábitos de vida es mayor. Es importante que cuiden sus hábitos de sueño, descanso, dieta y ejercicio físico.
Al igual que ocurre con la salud física, los PAS que han tenido una buena infancia, con un estilo de sujeción seguro con sus cuidadores principales y una adecuada satisfacción de sus necesidades físicas y emocionales, tienden a tener una mejor salud mental y psicológica que la población general. Sin embargo, también se ven afectadas de un modo más intenso por la falta de tales condiciones durante los primeros años de vida, pudiendo arrastrar mayores secuelas al llegar a la edad adulta en el caso de haber sufrido negligencia, abandono físico o emocional, abuso o simplemente un estilo de sujeción no seguro (ansioso,  evitativo, ambivalente o desorganizado).
Por su mayor receptividad y reactividad a los estímulos, los PAS tienen tendencia a sobreactivarse hasta llegar a saturarse por un exceso de información. La sobreactivación prolongada o crónica eleva los niveles de estrés y provoca agotamiento a nivel físico, intelectual y emocional, constituyendo un factor de riesgo que puede desembocar en enfermedades como la ansiedad, la depresión o el síndrome del quemado o burn out. Por eso se dice que los PAS tienen un umbral de estrés más bajo que la mayoría de la población. La subida en los niveles de estrés reduce hasta llegar a bloquear muchos de los dones de estas personas, como la empatía, la creatividad o la intuición, así como su capacidad de reflexión. Resulta, pues, esencial prevenir la sobreestimulación y saturación sensorial, en especial cuando son prolongadas o se presentan con carácter crónico, así como aprender a manejar el estrés.
Por último, también a nivel emocional los PAS son más reactivos y se ven afectados de un modo más intenso por el entorno, por lo que también en este ámbito necesitan cuidarse de un modo especial. Elaine Aron alude a un enfoque cuádruple a la hora de abordar el cuidado emocional de estas personas, atendiendo a los siguientes aspectos:
1.  Autoconocimiento.
2.  Reestructuración cognitiva.
3.  Sanación de las heridas del pasado.
4.  Aprender a sentirse bien en el mundo.


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